Antes de que CHROMA se hiciera realidad, fue un sueño.
Uno de esos que parece tan grande que asusta.
Uno que guardé mucho tiempo adentro mío, sin saber cuándo ni cómo iba a llegar.
Pasé por un trabajo en específico que me hizo mal.
De esos donde parece que solo importa lo que producís, pero nunca lo que sentís. Donde tus ideas no valen, donde te exigen sin agradecer, donde tu tiempo parece descartable.
Y yo lo di todo. Pero aún así, me hicieron sentir que no era suficiente.
Hasta que un día, sin buscarlo del todo, se me dio la oportunidad de empezar con CHROMA.
Y la tomé. Sin saber si iba a salir bien, pero con el corazón lleno de amor por lo que hago.
Hoy puedo decir que todo llega.
Que la vida necesita tiempo, que no hay que desesperar.
Que cuando una siente que todo se desarma, a veces es porque algo nuevo está por nacer.
Y que lo que soñamos con amor, nos encuentra.
CHROMA no es solo una marca.
CHROMA también es mi historia, mis caídas, mis ganas de crear algo distinto, de expresarme con arte y emoción.
Porque atrás de cada set de uñas, hay una persona.
Una persona que no solo te quiere vender, sino que agradece de corazón el esfuerzo que hacés para elegir algo hecho a mano, con dedicación, y sobre todo, con alma.
A vos que estás leyendo esto:
No te rindas.
Creé en tus palabras. En tu poder. En tu valor.
Porque te merecés vivir bien. Te merecés soñar en grande.
Y aunque parezca que no, los malos ratos pasan.
Todo llega, cuando tiene que llegar.
Chroma, creado desde el amor más profundo.